miércoles, 6 de marzo de 2013

Y nace la leyenda de Chávez


No podía dormir, podría estar durmiendo pero algo que tenía pendiente…

Una amiga me dijo: “El periodismo es una profesión egoísta, tienes que dejar el corazón siempre a un lado”. Aunque cuesta he aprendido a desenvolverme así, pero hoy fue imposible evadir una sensación de tristeza, tal vez, por haber vivido la muerte de dos tíos enfermos del cáncer y sé que no es un proceso fácil.

Llegué hoy a la sala de redacción con mi mejor pinta de diva, con mi acostumbrada falta de tener un centro de visión, observé que mis compañeros estaban consternados y solté un relajadísimo “¿qué les pasa mis beibis?”.

Hasta escuchar, al fondo de algunos llantos, la voz no muy enérgica de Maduro dando una noticia, que era difícil creer, Chavéz ha muerto… Me senté y me dije: "No lo puedo creer", con unos dedos temblorosos comencé a escribir el discurso del Vicepresidente para estar de turno al bate, cuando un compañero pidiera que lo relevará.

Recordé a muchos buenos amigos y familiares, verdaderos revolucionarios, que estarían destruidos con esa penosa pérdida, si yo que intentó estar fuera de esas etiquetas políticas, tenía mis ojos enlagrimados y al escuchar la voz del Evo Morales, reducido y con una tristeza enorme, no aguanté y lloré.

Cuando vi las manos de Chávez en la última cadena del 08 de diciembre, me dije creo que está muy malito; además, de reconocer que era un proceso muy duro al que se iba a someter.

Yo no he sido una chavista exacerbada y tampoco he declarado un amor infinito a Chávez, incluso cuando se lanzó a Presidente, les peleaba a mis mayores que no era factible votar por un militar que había que observar la historia de Venezuela y blablablá.

Luego puej ni habló, crecí en los 90’ una época muy pop, y bueno las caritas bonitas prevalecían ante que la idea.

Hasta que entré en la Universidad Central de Venezuela, comencé a congeniar con algunas ideas revolucionarias, especialmente, por todo ese rescate de la historia; pero luego te trastocaba la realidad y veía todo muy mal, le reclamaba que no se hacía nada, que por qué estaba ese hombre en el poder.

Un buen día, en plena clase de periodismo, un invitado extranjero a una clase nos pregunta “qué tipo de periodismo quieren hacer”, y me lancé una de “periodismo de guerra”. Su trayectoria le dio el derecho a burlarse de esa respuesta y nos dijo a todos “y porque no sacan provecho de la realidad de su país”.

Caramba, lo entendí hasta que salí de mi burbuja de cristal y comencé a trabajar en un periódico, muchos días sumergidas en la comunidades de esos sectores populares, con una señora explicándome como Chávez le dio la voz a ese pueblo y de cómo eran el Poder Popular del Gobierno, así no hubieran visto nunca al Presidente. Algunos me parecían “unos loquillos”, pero me ayudaron a comprender su lucha y su amor por Chávez, por primera vez, los pobres eran escuchados.

Luego, tomé un camino distinto, pero en el que prevalecía el contacto con la gente del barrio, a pesar de mis prejuicios (tonto decir que no los tenía), ellos no tuvieron ninguno conmigo y nunca le pareció fuera de lugar mi mandibuleo, ni mi sifrinismo, ni mis apodos. Trabajamos en conjunto, los chamos, con las señoras y hasta con los gatos, todos por una Venezuela sin violencia, bajo ese sentido de la corresponsabilidad ciudadana, y aunque lo explique a muchos de mis amigos, simplemente, me tildaron. Les insistía en que todos debemos ser responsable en las decisiones y proyectos de nuestro país, que así nos pareciera tonto ir a una junta del Consejo Comunal debemos estar allí con nuestra voz y nuestra opinión.

Tuve la oportunidad de estar en cinco pautas con Chávez, y en todas (hay que reconocerlo) la Guardia Presidencial no se comportaba de la mejor forma conmigo, y bastante veces me acusaron de golpearlo con el grabador.

Hay un legado que es reconocido y merece respeto, espero que todos los venezolanos tengamos la suficiente sensibilidad y responsabilidad para llevar a esta Patria hacia adelante, que se rescate lo bueno y se corrijan los errores. Que los dos sectores políticos de este país se entiendan y reconozcan la existencia del otro, en fin que vuelva la convivencia pacífica a este país.

He escrito una decena de notas hoy sobre esta noticia, he estalkeado para buscar información, he escrudriñado páginas de agencias, he visto decenas de salutaciones y lo más importante, vi a un pueblo llorar, por lo me quedaba algo pendiente como venezolana: llamar a la UNIDAD y al RESPETO

Indudablemente, hoy nace la leyenda de un llanero que se convirtió en un líder latinoamericano.

Paz a sus restos y para nuestra Venezuela.

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